viernes, 6 de enero de 2012

ANTIMILITARISMO


Uno de los grandes problemas que tiene la dirigencia política nacional y que ha llevado al país a la pérdida de soberanía, es el desconocimiento que sobre los temas de seguridad, estrategia y defensa ya que las organizaciones educativas, con pocas excepciones, como son los colegios, universidades y centros de investigación, no instruyen ni aportan luces suficientes para solucionar los problemas álgidos que tiene la sociedad y que contribuyen al estado de inseguridad que ha vivido la nación desde hace mucho tiempo.

El desconocimiento o falta de interés por estos temas, se debe a varios problemas que ha tenido la vida republicana entre los cuales se puede citar: la falta de patriotismo, el antimilitarismo y la corrupción política de la clase dirigente.

El proceso antimilitarista se inició inmediatamente después de la independencia, cuando la dirigencia de la Nueva Granada logró la división política de los grandes héroes que nos habían dado la libertad y permitió la disolución de la Gran Colombia. Esta expulsó a los militares venezolanos que habían intervenido en la gesta de la independencia y auspició la reducción del Ejército que había participado en la campaña.

En el año de 1854, al presentarse el golpe militar del General José María Melo Ortíz, con el apoyo de los artesanos, los partidos incipientes liberal y conservador hicieron la gran coalición para acabar con las pretensiones del militar y llevar al poder al Doctor Manuel Mallarino para lo cual desarrollaron una gran campaña de desprestigio de la institución armada. Esta tendencia antimilitarista de la última parte del Siglo XIX llevó al país a las guerras civiles y la aspiración de Generales al poder.

Con la llegada al poder del General Rafael Reyes Prieto, en el año 1904, después de que la corrupción de la dirigencia política permitiera la separación de Panamá y diera paso a la elección del General Ramón González Valencia en el año de 1909, el sentimiento antimilitarista de la clase dirigente se hizo presente nuevamente para llevar al poder al Doctor Carlos E. Restrepo en el año de 1910.

Posteriormente en el año de 1953, cuando se presentó la situación de ingobernabilidad por la guerra política o violencia, propiciada por la misma dirigencia, asumió el poder el General Gustavo Rojas Pinilla en un golpe de opinión auspiciado por el mismo partido conservador con la condición de que convocaría a elecciones populares para dar paso a un gobierno civil. Como esto no se hizo en el tiempo previsto los partidos tradicionales iniciaron una campaña nuevamente contra el régimen militar que culminó con la selección de una junta militar que permitió la alternancia excluyente de los dos partidos por dieciséis años a partir del año de 1958.

Con la llegada al poder de la dirigencia política se iniciaron acciones gubernamentales para aislar al estamento militar de los asuntos políticos y quitar algunas prebendas que tenían militares como compensación a los bajos salarios devengados, a la disponibilidad permanente y al riesgo propio de la carrera. Infortunadamente para Colombia esa campaña de desprestigio contra los militares, inicianda en 1958 por la clase dirigente, coincidió con las acciones de propaganda que adelantaron los movimientos comunistas y socialistas que existían en la América Latina contra los regímenes democráticos y sus Fuerzas Armadas que terminaron con el éxito de la revolución de Fidel Castro en Cuba en el año de 1959.

Posteriormente el “gran fantasma del golpe de Estado” siempre ha estado presente en la dirigencia política por lo que se ha mantenido al estamento militar lejos de la política el cual tiene que desarrollar una guerra que el mismo presidente dirige como Comandante Supremo sin aceptar en muchas oportunidades las recomendaciones de los estrategas que han dedicado toda la vida al estudio de la estrategia y de la guerra.

Aunque la Constitución Política de 1991 determina en el artículo 216 que: “Todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan para defender la independencia nacional y las instituciones públicas”; la dirigencia política por su total antimilitarismo ha reglamentado que esta responsabilidad sea únicamente de los que carecen de educación es decir de los de ruana.

Hoy ese antimilitarismo se puede observar en el llamado proceso de paz en el cual los colombianos ven a los militares aislados haciendo una guerra sin la dirección estratégica adecuada, En este momento el antimilitarismo, seguramente propiciado por la misma insurgencia, permite que el mundo aprecie la existencia real del Ejército Popular de las FARC en un territorio con Constitución y leyes propias, como lo han exteriorizado sus mismos comandantes. Hoy también ese antimilitarismo nos ha llevado a la división existente entre las Fuerzas Militares y la Policía Nacional las cuales se empeñan en guerras distintas pero que en el fondo es la misma de desestabilización del país.

La comunidad nacional e internacional, por las campañas de propaganda hechas, cree que los militares combaten únicamente a la guerrilla y a unos narcotraficantes mientras que la policía combate a los paramilitares y los narcotraficantes del otro lado. Esta creencia se confirmó cuando en el Caguán, con motivo de la reunión de Tirofijo con el Presidente, no se permitió la permanencia ni el ingreso de los militares mientras si se aceptó la presencia de unos pocos policías indefensos en un Estado de hecho y no de derecho.

¿Será que con el antimilitarismo de la dirigencia política y de muchos colombianos se podrán alcanzar los fines del Estado contemplados en el preámbulo de la Constitución nacional de: “Fortalecer la unidad de la nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo y comprometido de impulsar la integración de la comunidad latinoamericana?.

¿No será que por el divorcio entre militares y civiles estamos en la víspera de la separación de la “Nueva Colombia?.

¿Será que nuevamente los partidos políticos harán una nueva coalición para mantenerse en el poder a espaldas de los intereses nacionales?

¿Siendo que las Fuerzas Armadas son las que han tenido que afrontar el problema de la guerra; porqué no intervienen en el proceso de paz?

Periódico de ACORE Marzo de 2001


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