viernes, 6 de enero de 2012

TERRORISMO COLOMBIANO


Mientras el mundo permanece atónito por la destrucción de los símbolos del poder Norte Americano debido a la acción de un enemigo sin rostro y se moviliza para hacerle frente, los colombianos permanecemos silentes ante la acción de unos grupos conocidos que siembran el terror en todo el territorio mientras afirman defender al pueblo soberano.


Los medios de comunicación dedican la mayor parte de su programación en la información del derrumbe de las torres gemelas, del pentágono, del Departamento de Estado, de los casi seis mil muertos y del desplome de la economía sin hacer lo mismo o algo parecido por nuestro país que está colapsando bajo la tiranía de los talibanes de Colombia.

Los dirigentes continúan gastando tiempo y dinero, por intereses personales, en la propaganda de sus campañas politiqueras sin darse cuenta de la situación de angustia y desesperación en que vive la sociedad por las acciones diarias del terrorismo colombiano.

Las autoridades, encargadas de garantizar la vida y honra de todos los ciudadanos,

no se interesan por cumplir con el mandato constitucional, pero si se interesan por la imposición de cargas tributarias para construir grandes obras de cemento mientras se descuida el componente social , mientras este se derrumba como las torres gemelas en medio de la anarquía, del caos y del total abandono.

El pueblo soberano permanece anestesiado y no reacciona, como lo ha hecho el pueblo norteamericano, ante el derrumbe total del Estado, ante la destrucción de centenares de pueblos con pipetas de gas, ante la voladura diaria de los oleoductos y torres de conducción de energía, ante los actos frecuentes de terrorismo en las ciudades, ante el secuestro de miles de indefensos habitantes, ante las masacres salvajes de indefensos campesinos, ante los millones de desplazados, ante los miles de expatriados, ante los millones de persona sin empleo con hambre, ante los miles de industrias y negocios cerrados, ante los miles de fincas abandonadas y repartidas por la subversión o grupos paramilitares a sus camaradas.

¿Por qué no nos duelen las heridas de la patria? ¿ Hasta cuando seguimos tolerando este terrorismo salvaje de unos pocos por la cobardía de muchos?

¿Por qué no se movilizan los medios de comunicación y el pueblo en general, como lo esta haciendo el mundo libre, para obligar a dirigentes y delincuentes a reaccionar para enfrentar esta guerra que nos está llevando a la destrucción total?

¿Será que nuestra sociedad está tan corrompida como la Babilonia de la Apocalipsis que no se inmuta ante la violación de todos los derechos humanos, ante la acción despiadada de narcotraficantes, terroristas y asesinos de todo pelambre? Si esto es así no tenemos por que lamentarnos cuando veamos el humo de los incendios de nuestras casas y el hambre rondando en los hogares.

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