viernes, 20 de mayo de 2011

¿PREPARADOS PARA UNA GUERRA?


Por Héctor José Corredor Cuervo

El 10 de enero de 1988 en la sección de opinión del Diario de la República escribí el artículo titulado: “¿Estamos en Píe de Guerra?”; hoy cuando se están perdiendo las esperanzas de la paz en medio de la intransigencia y la barbarie, podría formularse la misma pregunta a todos los colombianos ya que las guerras la pierden o las ganan los pueblos y no únicamente las Fuerzas Armadas. La guerra según Molke, repito nuevamente, “Es la acción de la fuerza de un pueblo con el fin de alcanzar o defender objetivos políticos”.

Para iniciar una guerra es necesario se cumplan por lo menos los siguientes aspectos: Primero, que se estén vulnerando intereses vitales de la nación; Segundo ,ue exista un clamor general del pueblo soberano; Tercero ,que exista conciencia y decisión política; Cuarto, que se cuente con las herramientas legales para llevar a cabo con éxito la guerra; quinto,Que se cuente con los medios y un plan integrado de logística o de movilización nacional que permita la satisfacción de las necesidades de las tropas y que facilite la atención adecuada de la población civil que se vea involucrada; Sexto, que se cuente con apoyo de organizaciones internacionales y de otros países que consideren justa la causa que se pretende lograr.

Al hacer un análisis de los aspectos anteriores se puede anotar lo siguiente:

1. Los intereses vitales de la nación como son la Seguridad y el Desarrollo, desde hace tiempo se han venido afectando por la acción de los grupos armados al margen de la ley, por los narcotraficantes y la delincuencia común organizada que con apoyo de la economía subterránea vienen desestabilizando todas las instituciones, destruyendo la economía nacional, violando los derechos fundamentales, obligando al éxodo y al desplazamiento masivo de la población, poniendo en peligro la integridad territorial y causando desprestigio al pueblo colombiano en el ámbito internacional.

2. El pueblo Colombiano que por muchos años permaneció indiferente a la violación de sus derechos y que se resignó a ver morir al padre, a la madre, al hijo, al hermano, al pariente, al amigo, al soldado, al agente hoy públicamente se hace presente pidiendo a gritos la acción efectiva de todas las autoridades para salvaguardar la vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades. (Artículo 2° Constitución Nacional). Sin embargo muchos dirigentes que dicen ser los voceros de la comunidad y muchos empresarios se muestran indolentes y silentes ante la situación de agonía y de dolor de la Patria preocupándose únicamente por sus intereses personales sin darse cuenta que más temprano que tarde serán afectados por la situación de caos que se vive.

3. La decisión política no es de exclusividad del Presidente al cual le corresponde: “Conservar en todo el territorio nacional el orden público; dirigir la fuerza pública y disponer de ella como Comandante Supremo; dirigir las operaciones de guerra cuando lo estime conveniente”. (Artículo 188 Constitución Nacional). La decisión política es responsabilidad de todos los partidos y movimientos políticos y en especial de los voceros del pueblo elegidos. En el momento muchos dirigentes de izquierda o de derecha, por cobardía, no han fijado su posición verdadera mostrándose en público como partidarios del diálogo, mientras en secreto atizan la hoguera del odio y promueven la violencia. La política es la que determina la necesidad del empleo de la Fuerza Pública como elemento de represión; si los objetivos políticos son nobles la acción de la tropa será altruista y se obtendrá el apoyo de la población y de la comunidad internacional.

4. Como lo he manifestado en varios artículos publicados, los legisladores parece estuvieran de espaldas a las necesidades de seguridad que tiene el pueblo; el país no tiene las normas adecuadas que permitan hacerle frente con éxito a una situación de guerra. Después de tantos años de conflicto ni siquiera se cuenta con las leyes que permitan la organización adecuada de la nación para hacerle frente a las diferentes amenazas que tiene; la legislación actual contempla muchas talanqueras que limitan significativamente la acción de la Fuerza Pública; muchos analistas nacionales e internacionales consideran la legislación colombiana como una legislación hecha para ángeles.

5. No existe un plan de logística y movilización nacional que facilite desde el tiempo de paz el empleo integral de todos los recursos disponibles y organismos de Estado para garantizar la Seguridad y el Desarrollo. La deuda externa adquirida por el Estado para satisfacer las necesidades de gastos de funcionamiento de una burocracia inoperante tiene a la nación al borde de la quiebra e impide la atención adecuada para satisfacer las necesidades que surjan en una guerra. Los recursos existentes sólo permiten la satisfacción limitada de algunas necesidades básicas de la nación pero no se cuenta con una economía preparada y organizada para la guerra o para atender calamidades públicas eficientemente.” La duración, el éxito o el fracaso de una guerra dependen del grado de preparación de los hombres y de los medios logísticos que tiene la nación para apoyar la fuerza pública en el lugar y en el momento oportuno”; para esto se tiene que contar con planes detallados de movilización nacional y militar.

Por la acción violenta de guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes el país hoy cuenta con un limitado apoyo internacional y con una presión muy grande de los países consumidores de alucinógenos para obligar al gobierno para hacer la guerra contra los grupos armados que financian sus actividades con los dineros provenientes del tráfico de drogas. La mayoría de los países consumidores consideran al narcotráfico como una amenaza para su seguridad interna por afectar directamente la salud del pueblo y por tener la capacidad de corromper las instituciones y la sociedad.

De lo anterior se puede concluir que Colombia no está preparada para afrontar una guerra; que estratégicamente se ha logrado mucho para obtener apoyo internacional para solucionar parte de los problemas que agobian al país; que los grupos armados han perdido credibilidad y rechazo de la comunidad internacional; que se requiere de una legislación apropiada para garantizar la seguridad del pueblo colombiano; que se necesita de un plan de movilización nacional para obtener los recursos requeridos para apoyar los procesos de paz o para hacer la guerra si los grupos armados no entienden que el diálogo es le mejor camino para lograr objetivos en bien del pueblo que dicen defender.

Es conveniente anotar que si se piensa seriamente en hacer la paz o la guerra se tiene que hacer contra todos o con todos los actores del conflicto y que para logra los objetivos se requieren grandes recursos económicos y la participación activa y decidida de la población civil, de los grupos económicos, de los medios de comunicación, de la dirigencia política, de la iglesia, de los gremios, de los sindicatos y de las Fuerzas Armadas.

Ojalá Dios ilumine a todos los grupos armados, al gobierno y a todos los colombianos para encontrar el camino de la reconciliación y de la paz antes de empeñarnos en una guerra generalizada sin preparación de la nación y sin recursos suficientes.

Los grupos armados deben entender que esta es una oportunidad que jamás se volverá a presentar par exponer sus proyectos políticos y para proponer los cambios que requiere el país.

EL NARCOTRÁFICO Y LA GUERRA COLOMBIANA


Por Héctor José Corredor Cuervo

En el año de 1994, en el artículo titulado narcotráfico y poder, advertí los peligros que representaba el narcotráfico para la estabilidad del país por el consentimiento que tuvieron, durante muchos años, los dineros calientes en toda la sociedad colombiana y por la ambivalencia entre la tolerancia y la represión de los últimos gobiernos. La tolerancia que permitió el ingreso y la inversión de los narcodólares en la agricultura, en la ganadería, en todo el sistema financiero, en la construcción, en la finca raíz, en la educación, en el comercio, en la industria, en la política, en la iglesia, en la subversión, etc. La represión que contribuyó a la obtención de ganancias fabulosas de muchos y especialmente de las organizaciones internacionales encargadas de la distribución de los narcóticos.

Infortunadamente, el problema se ha venido agravando por la tolerancia de los países consumidores y países vecinos con los dineros de la economía subterránea, por la falta de control de los últimos gobiernos que permitió la salida de dineros que ya se habían lavado y que estaban involucrados en la economía, por la intervención de grandes sumas para financiar los diferentes grupos armados al margen de la ley ya sean de derecha o de izquierda y por la presión externa para hacerle la guerra al narcotráfico con unas Fuerzas Armadas insuficientes y mal dotadas, con una clase política corrupta, con un país en quiebra en medio de grandes desequilibrios y desigualdades.

El problema del narcotráfico no sólo afecta la seguridad del pueblo colombiano, afecta la seguridad interna de los países lavadores de dinero y la de los grandes países consumidores los cuales más temprano que tarde tendrán que enfrentarlo con seriedad.

Para afrontar con relativo éxito este enigma es necesario:

  1. Que la sociedad acepte la responsabilidad que tiene por haber tolerado los dineros del narcotráfico en la actividad política, económica y social.

  1. Que los políticos, empresarios, comerciantes, constructores, agricultores, ganaderos, banqueros y autoridades, dejen la prácticas de la doble moral de combatir el narcotráfico verbalmente, mientras secretamente reciben los beneficios de sus dineros para amasar fortunas, para obtener poder en cargos de representación o de nombramiento.

  1. Que el Gobierno entienda el alcance del narcotráfico mundial para poder formular estrategias adecuadas, para desarrollar una actividad internacional constante y contrarrestar efectivamente las acciones de los grandes interesados en esta guerra sucia.

  1. Que los países consumidores dejen de inculpar a los países cultivadores y productores de drogas únicamente, porque en el negocio del narcotráfico intervienen muchos intereses internacionales, porque sus sociedades son las de la demanda y porque sus dineros han sido la causa del derramamiento de mucha sangre del pueblo colombiano.

  1. Que los países vecinos acepten que este problema no es únicamente de Colombia, que la corrupción por estos dineros hoy carcome las bases de todas las democracias y que más temprano que tarde el conflicto se desbordará a todos los países de la región.

  1. Lograr que la comunidad y organismos internacionales se comprometan a fondo y participen en esta guerra que está perdiendo toda la humanidad.

  1. Que los Estados Unidos se den cuenta que la estrategia de represión de narcóticos en los países cultivadores y productores no ha sido la adecuada y que esta sólo ha permitido aumentar el costo de la droga, el incremento de grandes capitales de las organizaciones internacionales y la inconformidad de muchos por su abierta intervención..

  1. Que todos los medios de comunicación se den cuenta que la guerra en Colombia no es ideológica sino económica y política. Que las masacres que ejecutan a diario los grupos armados, supuestamente de izquierda o de derecha, son consecuencia de la disputa por la hegemonía del negocio del narcotráfico y por su afianzamiento político en las regiones.

  1. Que todos los actores del conflicto entiendan a tiempo que la degradación de éste y la violación de los derechos humanos nos va a llevar a una guerra internacional en la cual vamos a perder nuestra independencia y nuestra soberanía.

¿Porqué no se deja la hipocresía, se habla claro y se busca una paz real entre colombianos antes de que el conflicto se degrade más y entren en juego los intereses internacionales? ¿Porqué no se desenmascaran todos los que están detrás de esta guerra de circo donde los payasos son los guerrilleros o paramilitares y el alimento de las grandes bestias que están detrás de bambalinas somos los colombianos honestos que pagamos los impuestos más altos del mundo? ¿Porqué no se combate la corrupción política, que ha venido imperando desde hace muchos años y que es responsabilidad de todos los colombianos? ¿Porqué no se ha hecho nada efectivo en otros países por el lavado de dólares? ¿Quiénes están ahora detrás de las campañas políticas en países desarrollados y subdesarrollados? ¿Quiénes han estado detrás de los grandes bancos y de fondos internacionales en el trazado de estrategias para disminuir la efectividad de las Fuerzas Militares y facilitar el crecimiento de las organizaciones del narcotráfico? ¿Porqué se han retirado militares honestos cuyo único delito fue el de servir con honor a Colombia?

Periódico ACORE Agosto 27 de 2001



GUERRA CONTRA EL NARCOTRAFICO

Por Héctor José Corredor Cuervo

Los temores de los presidentes de los países vecinos de Colombia por el desborde del conflicto, se deben al conocimiento que seguramente tiene de la penetración que el narcotráfico ha alcanzado en los diferentes países en los campos económico, social, político y militar y a la influencia que éste ejerce sobre los gobiernos, autoridades y grupos armados ya sean guerrillas o paramilitares los cuales cambiaron la ideología por la lucha de intereses enfrentándose en una guerra a sangre y fuego por la disputa del monopolio del negocio más rentable del mundo. Al iniciar en Colombia una guerra frontal contra la subversión necesariamente terminará involucrando intereses del narcotráfico de toda la región, teniendo necesariamente que intervenir los países vecinos porque, el narcotráfico no es sólo un problema de Colombia, es de muchos países que producen, consumen o se benefician de los narcóticos.

El flagelo de los narcóticos es un problema mundial y por lo tanto debe ser enfrentado por todos los países; de nada sirve adelantar una guerra contra el narcotráfico mientras países vecinos se prestan para el lavado de dólares, el aprovechamiento de dineros de la economía subterránea y el encubrimiento o defensa de los criminales y sus organizaciones. El problema debe ser enfrentado con voluntad política por todos los países.


LA GRAN UNION


Por Héctor José Corredor Cuervo

La causa principal de los grandes males que afrontan nuestro país es la falta de unión para solucionar los problemas reales que nos aquejan; siempre nos hemos preocupado por darle solución a los problemas más fáciles mientras que tapamos con cortinas de humo los difíciles.

La falta de unión nació de la insularidad de los pueblos indígenas que habitaron el actual territorio de Colombia, estos estaban repartidos en numerosas tribus que tenían sus propias costumbres, su propio régimen de gobierno y sus peculiares instituciones que se peleaban entre sí. Insulares eran pues los Chibchas, los Panches, los Taironas, los Pijaos, los Quimbayas, los Paeces que aunque tenían lengua parecida no tuvieron nexos políticos.

Los colonizadores españoles aprovecharon la situación para sus fines de dominación aplicando la tesis de “dividir para reinar”. Por esta razón la corona concede a cada conquistador el territorio que ha descubierto independientemente y sin sujeción al conquistador de quien antes dependía; así por ejemplo: Belalcazar obtiene el sur sin depender de Pizarro de quien era antes subalterno y quien le había enviado para ensanchar sus dominios; Quesada conquistó el centro de la región y se separa de sus superiores de Santa Marta. También se estimuló la creación de gobiernos autónomos que dependían directamente del soberano español como las Gobernaciones de Santa Marta, San Juan, Cartagena y también las audiencias del Nuevo Reino de Granada.

Además de las separaciones existentes los españoles, que no tuvieron ningún prejuicio étnico en la fusión con el indio o con el negro, si hicieron separaciones sociales discriminatorias con odiosas denominaciones como la de los “Criollos” para los nacidos de españoles en América los cuales no podían aspirar a la dirección de las regiones, la de “Mestizo” para los hijos de españoles e indios, la de “Mulatos” para los nacidos del blanco y del negro, la de “Zambo” para la mezcla del indio con el negro, la de “Negro” para el esclavo venido del Africa o nacido aquí de padres negros, la de “Indio” para los pobladores nativos a quienes expropiaron sus tierras y sometieron como esclavos manteniendo la insularidad. Posteriormente se crearon las provincias del Chocó, Antioquia, Popayán, Neiva, Socorro, Pamplona, Santa Marta y Casanare, dándole a cada una su mandatario, el cual obraba con amplia independencia. Durante los tres siglos de coloniaje a cada región se estimuló su regionalismo y su rivalidad teniendo en cuenta los usos, las costumbres, las tradiciones en las cuales existen hasta nuestros días ya que uno es el pastuso, otro el chocoano, otro el antioqueño, otro el costeño, otro el santandereano, otro el boyacense, otro el llanero, otro el huilense y otro el santafereño.

Inmediatamente después del Grito de Independencia del 20 de julio de 1810, todas las provincias aspiraban a ser “Independientes y Supremas”; cuando se convocaron para conformar el “Gobierno del Reino o Junta Suprema”, más de la mitad no respondió iniciándose las guerras civiles entre centralistas dirigidos por Nariño y federelistas dirigidos por Torres lo que permitió posteriormente la invasión realista de Pablo Morillo y la implantación del Régimen del Terror de Sámano.

Después de la Independencia de 1819 bajo el liderazgo de Bolívar se logró la creación de la Gran Colombia hasta que la ambición de muchos que no habían participado en la guerra terminaron con el sueño y con la vida del libertador en el año de 1930. Luego se consolidaron los partidos liberal y conservador los que continuaron las guerras civiles llegando a desarrollar diez guerras nacionales y cuarenta regionales entre Estados hasta el año de 1904.

Los conflictos entre liberales, conservadores y comunistas continúan hasta el momento con el nombre de “Violencia” y su diferencia con las guerras civiles radica en que las guerras de ahora no son conducidas directamente con los políticos como lo hicieron en el siglo antepasado sino que estas son dirigidas detrás de bambalinas por quienes detentan el poder con la complicidad de toda la clientela ambiciosa que cambia la dignidad por una figuración política transitoria.

Al analizar los hechos narrados se puede concluir que las grandes realizaciones como la independencia de España, se han logrado cuando se ha pensado en Patria y cuando ha existido unión en torno a una causa. Los grandes fracasos y pérdida de nuestro territorio se han debido a la corrupción de la clase dirigente, a los egoísmos que han permitido la insularidad y la polarización partidista.

Colombia obtendrá la paz la Paz el día que se logre la gran unión nacional, cuando dejemos de pintar la paloma para decir no más a los políticos corruptos que manipulan por necesidad al pueblo, cuando digamos no más al regionalismo cuando todos nos pongamos de pie en contra de los actores del conflicto y cuando nos duela ver correr la sangre del indio, del negro, del mestizo, del mulato y del zambo que son los que ponen los muertos en esta guerra fratricida dirigida interna y externamente por intereses personales. La gran unión se logrará el día que haya justicia y libertad para ejercer el derecho al voto, cuando el pueblo no se deje comprar, cuando se respete la soberanía de éste y cuando dirigente honestos y las Fuerzas Armadas defiendan los intereses nacionales, cuando seamos capaces de albergar pensamientos nobles y altruistas como estos de Simón Bolívar: ”Amo la libertad de América mas que mi gloria propia; y para conseguirla no he ahorrado sacrificios, Unidad ,Unidad, Unidad debe ser nuestra divisa”...”El hombre de honor no tiene mas patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de todos los libres y justos sin distinción de origen y condición”