domingo, 20 de diciembre de 2009

SEGURIDAD Y DESARROLLO

Después de tantos años de conflicto nuestra nación como organismo viviente parece que empieza a despertar y a dolerse de la enfermedad crónica que padece llamada inseguridad. Gracias a algunos medios de comunicación, que han tenido el acierto de tratar o permitir expresar el clamor ciudadano sobre este tema, ya muchos colombianos empiezan a entender que la situación caótica de inseguridad que vive el país es una responsabilidad de todos y que el desarrollo que necesitamos no se puede lograr sin seguridad y que la seguridad no se puede alcanzar sin obtener el desarrollo político, económico, social y cultural.

Algunos representantes del pueblo en el Congreso han dejado la tradición de darle la espalda a sus electores y empiezan a ponerse de pie para buscar soluciones a la impunidad, a la injusticia, a la corrupción, a la inmoralidad y a la inseguridad; las fuerzas económicas del país cansadas por el chantaje y la extorsión están dejando de convivir con el delito y están por lo menos pidiendo soluciones; la fiscalía, la contraloría y la procuraduría empiezan a constituir organismos que operan coordinadamente dejando atrás el protagonismo y polémicas; la Iglesia Católica ha iniciado jornadas con la gente desarmada con el fin de romper la apatía y la indiferencia por la paz, ojalá no se deje intimidar y se desvíe en sus propósitos; la fundación País Libre pionera en alzar la bandera anti-secuestro ha sido un ejemplo para todos los colombianos.

Lo anterior hace pensar que ya hay una pequeña luz de esperanza en el difícil camino hacia la paz y que las Fuerzas Armadas no están solas, por tal razón, con dolor de patria e interpretando el artículo 22 de la Constitución que determina que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Me atrevo a formular las siguientes consideraciones como una contribución a los procesos que se adelantarán:

- Aunque nuestro país se precie de civilista y antimilitarista, en oportunidades, se debe tener en cuenta que la política y la estrategia son inseparables y que los hechos más sobresalientes en el panorama mundial han demostrado que el estadista y el político tienen la necesidad del sano consejo militar y que el soldado, a su vez, necesita de una clara orientación política del poder civil al cual está atado políticamente y por lo tanto corre su misma suerte. La política es la que determina -el empleo de las Fuerzas Armadas y por lo tanto sus actuaciones buenas o malas corresponden a las decisiones políticas altruistas o inmorales.

- Para alcanzar los fines esenciales del Estado contemplados en el artículo 2 de la Constitución es necesario que se fijen los objetivos a corto, mediano y largo plazo y se adelante un plan de desarrollo equilibrado utilizando todos los recursos humanos y materiales con que cuenta la nación a fin de eliminar los conflictos estructurales, ideológicos, de intereses personales, de desequilibrio económico, de intolerancia política o religiosa el cual debe estar coordinado con el plan de seguridad integral.


- Algunas perturbaciones tienen origen o implicaciones externas lo cual obliga a buscar apoyos o integración con aquellos países que persiguen propósitos comunes en Colombia en materias políticas, económicas o militares; cuando se presentan conflictos como el narcotráfico. Se pueden ganar algunas batallas pero no la guerra si no se tiene cooperación internacional.

- La seguridad debe ser la primera prioridad para todos los colombianos lo cual requiere una educación y concientización de todos desde los primeros años de su formación, respecto de sus deberes y obligaciones en materia de seguridad. No se trata de una simple y persuasiva información en una determinada etapa del proceso educativo, sino de una labor sistemática que debe comenzar en la más temprana edad y que se debe extender a todos los ciclos de primaria, secundaria, universitaria y de postgrado.

- Colombia ha alcanzado los niveles más altos de inseguridad en el mundo por carecer de normas o falta de difusión de las mismas para prevenir los riesgos naturales, accidentales o delincuenciales que obliguen a la ciudadanía a adoptar las medidas mínimas e indispensables que sobre seguridad son requeridas para el buen funcionamiento del transporte, el comercio, la construcción, la banca, la industria, los establecimientos públicos y la cooperación ciudadana. Se exige una patente de sanidad para el funcionamiento de un establecimiento pero jamás se exige el concepto que garantice la seguridad de los usuarios.

- Actualmente la mayoría de la ciudadanía, irresponsablemente, ha confiado su seguridad a vigilantes o empresas piratas que no ofrecen ninguna garantía y que a la hora de la verdad no responden por nada aunque estén amparados por una compañía de seguros.

- No existe un Consejo Superior de Seguridad Nacional actuante que coordine todos los organismos, medios y esfuerzos de seguridad; es decir no existe una cabeza directriz que haga mover a todos los organismos de seguridad.

- Cada uno de los conflictos que se presenten deben valorarse detenidamente, con las capacidades reales que el gobierno tiene para hacerles frente o sea su Poder Nacional, para así evitar empeñarse en guerras sin tener los medios suficientes, sin contar con el apoyo de la opinión pública.

- La estructura, los métodos y procedimientos que se han utilizado en forma descoordinada para garantizar la seguridad pública merecen ser revaluados pues el tiempo ha demostrado que en lugar de disminuir la delincuencia y la subversión y en general los riesgos, estos han ido aumentando progresivamente.

- Los procedimientos de la delincuencia común, de la subversión, el narcotráfico, el terrorismo, etc., son cambiantes mientras que los procedimientos de los organismos de seguridad son estáticos o demasiado lentos debido al paquidermismo de las organizaciones. Los medios utilizados por los enemigos de la libertad y del orden son los más sofisticados ya que cuentan con el arma más poderosa y peligrosa que es el dinero del narcotráfico.


- Todos los partidos y los movimientos políticos, los grupos económicos, la Iglesia Católica, los cristianos, los educadores, los gremios de producción, las centrales obreras, los medios de comunicación y todos los colombianos deben dejar de ser sujetos pasivos y presentar posibles soluciones al gobierno para lograr una paz verdadera y un desarrollo armónico.

- Las acciones que se realicen para capturar a los criminales no tendrán ninguna importancia si no se cuenta con una justicia rápida y honesta que no se rinda ante los criminales. La gente no es violenta muchas veces porque quisiera serlo, lo es porque sabe que la justicia no se aplica. Las penas deben estar de acuerdo con los delitos cometidos y con los daños causados.

-La ciudadanía debe participar activamente creando comités de solidaridad por la paz en cada barrio o pueblo con la finalidad de prevenir los riesgos, hacerse voceros con propuestas concretas sin constituirse en voceros de los enemigos de la concordia y la convivencia pacífica.

¿Cómo se puede lograr el desarrollo armónico en un país donde en un sólo año se presentan 37.000 asesinatos y donde cada 60 minutos hay 23 acciones contra la ley como han informado los medios de comunicación? ¿Será que aún no se entiende que la prioridad número uno en Colombia es la seguridad? ¿Hasta donde nos llevará nuestro nacionalismo malentendido para desconocer las graves amenazas y creer que en Colombia no pasa nada?.


* Revista Acore., 1997
* La República., enero 03 de 1998

No hay comentarios:

Publicar un comentario