domingo, 27 de febrero de 2011

ESTRATEGIAS DE PAZ


Por Héctor José Corredor Cuervo

La sociedad colombiana desde hace muchos años ha venido envuelta en el morbo de la violencia auspiciada por dirigentes que esgrimieron el sectarismo e hicieron posible la unión entre la política y la administración de la violencia para convivir con ella o vivir de ella. El nudo gordiano de la problemática de la violencia está en la democracia aparente montada sobre la corrupción y las clientelas que no ha permitido la generación de las fuerzas del cambio profundo que permita la existencia de una sociedad equilibrada y justa con escalas abiertas, de ascenso social; una economía dinámica, racional, organizada; un moderno y equitativo sistema de distribución del ingreso nacional entre las clases sociales; y una organización política dispuesta a la efectiva participación del pueblo en la conducción del Estado. Las fuerzas renovadoras o transformadoras que han surgido en Colombia han tenido el signo negativo de la violencia que frena, obstaculiza, rechaza el concepto de la verdadera revolución; quienes se han autoproclamado defensores del pueblo han sido sus primeros verdugos; miles de mujeres hombres y niños han perecido o han tenido que dejar sus parcelas para aguantar hambre y sufrimiento por la acción despiadada de quienes pretenden construir con muertos y sangre la escala de ascenso al poder.

En momentos de crisis, como el actual, tratar el tema de la paz en medio de la violencia parece una utopía, pero es ahora cuando se requiere el aporte de todos los colombianos y por eso expongo las siguientes estrategias:

1. Buscar un consenso nacional para que el pueblo decida hacer la paz o continuar la guerra, apoyándose en las normas constitucionales que determinan que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo y que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento (artículos 3, 22 Constitución Nacional).

2. Adelantar un debate nacional empezándolo en el Congreso, haciendo un análisis descarnado del proceso de paz propuesto por el actual gobierno en medio de la crisis política, económica, social y de gobernabilidad. “Es imposible alcanzar la paz creyendo el sometimiento de las Fuerzas Armadas o del adversario cuando en realidad lo que se pretende es continuar haciendo la guerra por medios diferentes al enfrentamiento armado directo”.

3. Lograr por todos los medios el diseño de profundas transformaciones sociales, económicas y políticas para extirpar dentro de las posibilidades de la nación las causas objetivas que le han servido de escudo a los violentos para su crecimiento.

4. Propiciar la participación de toda la ciudadanía que le permita elegir un gobierno fuerte por la moralidad de sus acciones, fuerte por la eficacia de su administración, vigoroso por el beneficio social, por la garantía de la libertad, por el respaldo de las mayorías a las políticas de la conducción del estado, por el respeto que inspire a la comunidad nacional e internacional y por último consistente por la bondad de sus decisiones y por la aplicación de la ley. Es necesario nombrar un gobierno justo probo ecuánime y honesto que ejerza el poder en beneficio de todos sin distinción de clases erradicando los privilegios e imponiendo la igualdad ante la ley.

5. Propiciar una apertura participativa real sin obstáculos que permita surgir a la escena política cada uno de los actores de la violencia manifiestos y ocultos con sus verdaderos rostros.

6. Despertar al pueblo colombiano sometido a la fatalidad y amenazado por la misma, haciéndole sentir que el 95% de la gente no es corrupta, no es violenta, ni es narcotraficante, como se le ha querido señalar. “Se tiene que demostrar al mundo que este es un pueblo pacifico por naturaleza y capaz de reaccionar ante el dolor de todos los ciudadanos”.

7. Descubrir a los traficantes de la violencia que han obtenido poder y ganancias fabulosas, que se han quedado con las tierras y riquezas que tiene el país con el pretexto de hacer una guerra que beneficia al pueblo.

*La República., 1997

* El Heraldo de Barranquilla.


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