domingo, 27 de febrero de 2011

NUEVO RENACER DE PAZ*


Por Héctor José Corredor Cuervo

Cerca de diez millones de colombianos en un acto de soberanía, superando el miedo y muchos afrontando el riesgo de perder la vida, se unieron al mandato de tres millones de niños y se hicieron presente en las urnas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional para votar por la paz y decir no más menores en la guerra, no más asesinatos, no más secuestros, no más terrorismo, no más bombas, no más desapariciones, no más ataques a la población civil, no más desplazados por la fuerza. Con este hecho político sin precedentes, el pueblo en ejercicio de su poder soberano que le otorga la Constitución, hizo público el mandato para que se resuelva pacíficamente el conflicto armado.

El mandato por la paz, la vida y la libertad, impulsado por organizaciones cívicas nacionales y apoyo internacional, no debe ser apropiado por ningún partido o movimiento político y por ningún candidato, pues, es la voluntad soberana de la mayoría de los colombianos que como hecho histórico se hizo presente el 26 de octubre; el único dueño es el pueblo y por eso debe acogerse y respetarse como un código mínimo de conducta por el gobierno, los partidos, los movimientos, los gremios, la empresa privada, las asociaciones, los medios de comunicación, las organizaciones estudiantiles, las universidades, los colegios, la iglesia, las escuelas, la fuerza pública, los grupos armados, las centrales obreras y toda la sociedad civil quienes deben integrarse para iniciar de inmediato su participación activa en las convenciones regionales y nacionales de construcción de la paz. "Este no debe ser entendido como un mecanismo para profundizar la guerra, sino como una herramienta útil que el constituyente primario otorga para tender un puente que permita acercar a los actores del conflicto y buscar una solución sin que los ciudadanos se sigan destruyendo entre si".

Hace un siglo los colombianos por egoísmos políticos, por corrupción despidieron y recibieron el nuevo milenio en guerra; ahora el pueblo que no quiere repetir la historia, expresó su voluntad y exigió un nuevo renacer para recibir el año 2000 en paz. "Todos los actores del conflicto y toda la población civil tienen que entender que no debemos ser irresponsables dejando los conflictos y la guerra fratricida que hicimos en este siglo para que la resuelvan las generaciones que vienen".

Quienes votamos adquirimos el compromiso y la responsabilidad de ser: "Constructores de la paz y de justicia social, de proteger la vida y rechazar toda acción violenta"; por lo tanto nos obliga a buscar la solución de los conflictos causados por las confrontaciones laborales, por intereses por la tierra, por la aplicación de la justicia, por la invasión del espacio ciudadano, por reivindicaciones étnicas, por diferencias ideológicas o políticas, por corrupción política y administrativa, por la ineficiencia del Estado, por la violencia misma de la guerra, por la violencia de los derechos de los demás, por la ambición del enriquecimiento fácil, por la intolerancia política, religiosa y cultural, etc.

Como luchadores por la justicia social tenemos todos que pensar en la satisfacción de las necesidades básicas de educación, vivienda, vestido y trabajo a corto, mediano y largo plazo y especialmente el derecho que debe tener todo colombiano de ser propietario siquiera de un metro de la tierra que ama, en la cual nació, la cual defiende y en la cual quiere morir.

* Periódico OIR, Ibagué, noviembre de 1997.


No hay comentarios:

Publicar un comentario