viernes, 20 de mayo de 2011

REESTRUCTURACION MILITAR

Por Héctor José Corredor Cuervo

A comienzos del año de 1985 cuando se tenían informaciones sobre las proyecciones de la subversión, cuando se afrontaba una arremetida político – militar de los grupos alzados en armas, cuando se estaba utilizando la paz como una estrategia para ganar la guerra, envié desde Washington una carta al ministro de Defensa general Miguel Vega Uribe, en la cual hacía algunas consideraciones sobre la efectividad de las Fuerzas Armadas, sobre la necesidad de hacer cambios fundamentales en la incorporación, en los procedimientos de selección de oficiales y suboficiales para ascenso, en la organización, en la instrucción y entrenamiento, en la logística, en la inteligencia y en la acción sicológica para evitar fracasos que llevaran a la tropa a la pérdida de la moral y del espíritu de combate. Después de transcurridos 13 años, cuando las Fuerzas Armada han sufrido los más grandes fracasos de la historia, cuando se ha perdido la credibilidad en ellas, cuando su capacidad y efectividad han sido cuestionadas y cuando el país pide a gritos que se haga algo, creo conveniente volver a hacer las siguientes consideraciones:

1. Las Fuerzas Armadas están integradas por hombres de una sociedad contaminada por enfermedades muy graves que la aquejan como son la corrupción, el clientelismo y la burocracia, por lo tanto no es de extrañar que estas se presenten dentro de la institución lo cual requiere una acción decidida de todos los mandos para extirparlas a fin de que no acaben con la moral, el prestigio, la disciplina y el honor de los hombres en armas.

2. La base fundamental del éxito de una organización es la correcta selección e incorporación de los elementos que la integran. El sistema actual de incorporación de solados no es el adecuado debido a que no se cumple con el mandato constitucional que establece el servicio militar obligatorio para todos los colombianos cuando las necesidades públicas lo exigen. Existe una discriminación odiosa en la reglamentación que permite tener en una misma unidad soldados intocables que no combaten pero sí cumplen con la obligación en un menor tiempo de servicio, soldados regulares que combaten pero que tienen un mayor tiempo de servicio con una remuneración mensual de $31.958, soldados voluntarios con un sueldo que se aproxima a los $500.000. esta situación permite la indisciplina y la pérdida de efectividad de las unidades para el combate.

Gran parte de la ciudadanía cree que las unidades militares son reformatorios a donde deben ir los hijos problema e inútiles y los de abajo únicamente por considerar al militar como una especie de ciudadano paria privado de sus derechos, sometido a la esclavitud, que hace servilmente lo que sus jefes ordenan y absolutamente incapaz de toda iniciativa. Infortunadamente la sociedad ha permitido la existencia de una mafia externa que actúa en coordinación con algunos elementos indeseables que venden el honor de las Fuerzas Armadas, que se dedican al tráfico de libretas militares siendo éstas adquiridas a unos precios muy altos por las personas que no quieren que sus hijos presten el servicio militar. Además existe el tráfico de influencias que impide llevar al servicio a los hijos de quien tiene alguna importancia social, política o económica.

3. La selección de oficiales y suboficiales para ascender a los más altos grados se hace sobre aspectos cualitativos o sea sobre intangibles que son muy difíciles de medir y sin que el interesado pueda conocer por qué no lo ascendieron. Esto permite en un momento dado injusticias y no garantiza que se ascienda a los más capaces que puedan afrontar con éxito los grandes retos que impone la responsabilidad del nuevo grado. El sistema de calificación debe modificarse de acuerdo con las técnicas y procedimientos modernos para lograr en cada nivel la optimización de resultados. Para los ascensos es conveniente que se tenga en cuenta la hoja de vida de todos los candidatos para asegurar que los mejores ostenten con dignidad su grado.

4. El conflicto que afrontan las Fuerzas Armadas es de tipo político – militar. Debido a esto la institución militar debe abarcar el conocimiento de los factores que inciden en la seguridad nacional y de la causa que defienden, esto es, de la democracia para que cada hombre tenga la capacidad de persuasión y pueda explicar qué es lo que defienden y por qué lo defienden.

La instrucción actual requiere una revisión a fondo pues no se justifica que se siga haciendo énfasis en las tácticas de una guerra regular cuando desde hace medio siglo afrontamos una guerra irregular. No se justifica que después de tantos años en guerra se cometan tantos errores y no se haya conseguido el apoyo de la población civil que se defiende.

5. La organización de las Fuerzas Militares requiere una revisión adaptando ésta en su totalidad a la situación de guerra irregular, conformando unidades con un alto grado de movilidad con capacidad de inteligencia de acción sicológica, de comunicaciones y de reacción inmediata. El sistema de bases fijas debe ser revaluado porque éstas aumentan la vulnerabilidad y facilitan la inteligencia de la subversión.

6. El sistema de salud de las Fuerzas Armadas no es el adecuado; cada región debería contar con centros hospitalarios con capacidad de atender el personal militar sin tener que hacer unos desplazamientos innecesarios y costosos de los enfermos y heridos. El Hospital Militar Central dejó de cumplir con su función y se convirtió en una entidad prestadora de servicios a organizaciones diferentes a la militar; el paciente militar es rechazado y mal atendido. ¿Con qué ánimo puede llegar un militar a solicitar un servicio médico cuando sabe que allí está su verdugo o enemigo listo para atenderlo?.

7. Una unidad sin inteligencia es como un hombre que va con los ojos cerrados hacia el precipicio. El sistema de inteligencia debe actuar en forma descentralizada pero coordinada en centros de inteligencia regionales a fin de evitar duplicidad de información y de esfuerzos innecesarios. A nivel nacional debe existir una gran central de inteligencia donde se coordine la inteligencia estratégica y las agencias de todos los organismos de seguridad del Estado.

8. “Hoy sólo gana la guerra o alcanza la paz quien obtenga la victoria en la mente de los hombres”. Las Fuerzas Armadas carecen de la preparación, de la organización y medios adecuados para desarrollar campañas de acción sicológica tendientes a influir en las opiniones, emociones y actitudes de la población civil, de los grupos alzados en armas y de las propias tropas.

9. La organización del sistema de reservas no es la adecuada y por lo tanto no facilita la movilización en caso necesario; se requiere la organización regional de reservas acabando con la diferenciación entre los oficiales profesionales de la reserva y los oficiales retirados, pues en el concepto de las reservas de primera clase únicamente se debe diferenciar por líneas de acuerdo con la edad; para integrar las unidades todos deben estar distribuidos de acuerdo con la especialidad y función que tengan que cumplir. Así como existe un comando para coordinar los oficiales profesionales, se debe tener un comando que coordina las reservas de retirados en cada una de las fuerzas. “La reserva debe ser una unidad disponible que se encuentra en sus casas pero que siempre está lista para actuar”.

10. La legislación vigente para afrontar el conflicto no es la adecuada; se debe contar con una legislación especial que tenga vigencia cuando la situación de orden público afecte la seguridad y la estabilidad de la nación.

* La República., agosto 22 de 1998


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