viernes, 20 de mayo de 2011

SUBORDINACION DE LAS FUERZAS ARMADAS

Por Héctor José Corredor Cuervo

El hecho presentado en la ciudad de Cali en el cual un coronel uniformado expresó públicamente su inconformidad por el retiro de un general y por la dirección estratégica dada por el Presidente de la República en su calidad de Comandante Supremo, no debe pasar desapercibido pues se trata de un acto de indisciplina grave que indica lo que puede estar pasando dentro de la institución castrense por los siguientes aspectos que inciden en la conducción de esta guerra fratricida que ahora nos tiene al borde del abismo:

- Desde hace mucho tiempo la dirección del Estado no ha emitido en forma clara las políticas relacionadas con la seguridad nacional como le corresponde hacerlo de acuerdo a lo establecido en la Constitución Nacional, artículos 189 – numerales 3, 4, 5 y 6. Por lo tanto las Fuerzas Armadas no han tenido los objetivos nacionales claros para trazar los objetivos estratégicos por desarrollar a corto, mediano y largo plazo.

- Desde hace más de 15 años existe un divorcio entre la política y la estrategia debido a que los mandatarios de turno han aislado al estamento militar, por miedo a los golpes de estado. A los militares se le ha encomendado la dirección táctica de las operaciones únicamente y la conducción estratégica, que debería de ser de los altos mandos, quedó en manos de la dirección política que jamás ha estudiado, ni tiene experiencia en la conducción estratégica de una guerra. “La guerra es una empresa demasiado seria para dejarla en manos de los políticos únicamente”.

- En el desarrollo de la guerra siempre han primado los intereses personales o los compromisos adquiridos por los candidatos con la subversión o con el narcotráfico a los intereses generales de la nación, los cuales, requieren esfuerzos continuos de los gobiernos para lograr la seguridad y el desarrollo de una nación.

- Siendo que la soberanía reside en el pueblo exclusivamente como lo establece el artículo 3 de la Constitución, a las Fuerzas Armadas les corresponde defender esa soberanía primero y luego a las autoridades legítimas de donde emana el poder público. En la práctica este mandato constitucional no se esta cumpliendo en esta forma y la gran mayoría de los integrantes de las Fuerzas Armadas saben que se esta defendiendo primero autoridades, en muchas oportunidades corruptas e incapaces , que no tienen interés de cumplir con el deber constitucional de “Proteger a todas las personas en su vida, honra y bienes, creencias y demás derecho y libertades”.

- Como lo he manifestado en artículos anteriores todos los colombianos y las Fuerzas Armadas viven en este momento una situación de guerra, sin embargo, no existe una legislación apropiada que permita hacer frente a todas las amenazas existentes. ¿No será que el Congreso y gobernantes han vivido de espaldas a la realidad del país?.

- Desde hace tiempo se viene retirando de la institución armada los hombres más capacitados y honestos que han preferido ser fieles al lema inculcado, de “Patria, Honor y Lealtad”. Patria por encima de los intereses particulares, honor de hombre valioso para su pueblo; lealtad a su constitución, a su patria, a sus principios y a sus subalternos que con su sudor y su sangre cementaron las insignias, estrellas y condecoraciones alcanzadas.

- En desarrollo de políticas impuestas desde el exterior el gobierno últimamente ha venido afectando la salud, los servicios de bienestar y los sueldos de los militares activos y de las reservas por lo cual ya se han presentado brotes de inconformidad a nivel nacional de parte de todas las organizaciones de retirados existentes en el país. La escala gradual porcentual que ordenó la ley 4 de 1993 jamás se cumplió.

- La ambivalencia existente entre la paz y la guerra que han tenido los gobiernos últimamente la mayoría de subalternos no la entienden, porque mientras a los integrantes de las Fuerzas Armadas se les exige ofrendar la vida en aras de la Patria, a la subversión se le permiten concesiones que afectan la moral de las tropas.

- La mayoría de los integrantes de las Fuerzas Armadas saben que la guerra la afrontan únicamente los de ruana, mientras que la gran parte de colombianos logran evadir su responsabilidad para con la Patria de defenderla como lo establece la Constitución Nacional

Quiera Dios que los dirigentes, las instituciones y el pueblo, que defienden las Fuerzas Armadas, entiendan a tiempo lo que les puede estar pasando y en lugar de atacarlas las apoyen en la sagrada misión que les ha encomendado la constitución. Las Fuerzas Armadas de Colombia hasta ahora han sido subordinadas a la Constitución los golpes de estado o “ruido de sables” se los inventan los dirigentes o los medios de comunicación que en determinados momentos quieren ocultar situaciones reales o que afectan el bien común.

Ojalá que los dirigentes y jefes entiendan que los mejores hombres son los que tienen la entereza de decir la verdad en su momento, sin adulaciones y sin intereses personales; los militares que hacen servilmente todo lo que los jefes ordenan son lacayos absolutamente incapaces de toda iniciativa y de valor moral. Para que exista una verdadera subordinación se requiere que el comandante demuestre inteligencia, carácter y abnegación. “El hombre de honor no tiene más Patria que aquella en que se protegen los derechos de los ciudadanos y se respeta el carácter sagrado de todos los hombres libres y justos sin distinción de origen o condición” (Simón Bolívar Carta de Jamaica).

¿Hasta cuando se seguirá confundiendo la obediencia con la subordinación? ¿No será que el estadista necesita del sano consejo militar y que el soldado, a su vez, requiere de una clara y sana orientación política? ¿No será que en muchas oportunidades la Fuerza Pública está desarrollando acciones impuestas por autoridades amorales y que van en contra del querer de la comunidad?


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