viernes, 20 de mayo de 2011

DISOLUCION NACIONAL



Por Héctor José Corredor Cuervo

Como analista, desde hace varios años, he venido escribiendo sobre problemas nacionales y sobre las grandes amenazas que tiene la Patria las cuales afectan la democracia, la soberanía, la convivencia, la integridad territorial, la estabilidad de la economía y por supuesto la seguridad nacional. A pesar de las promesas de “Cambio”,  hechas por diferentes gobiernos, las amenazas de la corrupción política, de la corrupción administrativa, de la impunidad judicial, el déficit fiscal, del narcotráfico, de la subversión, de la intervención extranjera, de la delincuencia común, de la insolidaridad ciudadana y del desempleo, han continuado sin que se les ponga mucha atención y ante la mirada complaciente o resignada, todos vemos hundir lentamente a la nación en manos de dirigentes que interponen los intereses personales a los grandes intereses nacionales de la seguridad y el desarrollo de los Colombianos.
Si miramos hacia atrás, nos podemos dar cuenta que la situación se viene empeorando desde hace trinta  años, por el descuido de la educación cívica, por la existencia de grandes vacíos territoriales, por la tolerancia de los dineros del narcotráfico en todas las actividades (políticas, económicas y sociales), por carecer de voluntad política para enfrentar con seriedad a los actores de la violencia, por mantener la ambivalencia entre la represión y el diálogo, por la tolerancia de la corrupción política que permitió el desarrollo de las enfermedades del clientelismo, de la ineficiencia y del sectarismo, por tolerar la impunidad judicial que dio origen al auge de agrupaciones de justicia privada, por otorgar concesiones y privilegios a delincuentes de cuello blanco o de alta peligrosidad, por aceptar la irresponsabilidad de las autoridades para no garantizar la vida, honra y bienes de los ciudadanos, por permitir la politización y corrupción de los órganos de control, por aceptar la descoordinación de la acción de inteligencia ente los diferentes organismos de seguridad del Estado, por tapar la corrupción administrativa asumiendo costos por malos manejos en el sector público o privado, por hacer oídos sordos al clamor de los campesinos que han puesto más del 90% de los muertos en ésta guerra absurda, por la acción de algunos medios de comunicación que han permitido su utilización como “idiotas útiles” en procesos en los cuales la subversión habla de paz con fines políticos para debilitar el Poder del Estado y ganar la guerra, por la ineficiencia del ordenamiento económico que ha permitido el “Salto Mortal” al infierno del desempleo, por la pauperización de la clase media y de las clases menos favorecidas, por el desplazamiento de campesinos de sus tierras productivas que los obligó a ingresar a los ejércitos de desocupados de las ciudades, por la aparición de una nueva guerra entre los paramilitares y la subversión que surgió por la debilidad del Estado, etc.
En este momento cuando estamos en un nuevo proceso de Paz entre la subversión con grandes recursos y el Estado con penurias económicas, cuando se le despejó a la subversión una parte del Territorio Nacional donde se procesan narcóticos, cuando se le autorizó tácitamente la posesión de las armas y el empleo de uniformes para imponer la ley subversiva, cuando los jefes prepotentes de la subversión han manifestado públicamente que no van ha entregar las armas por ser ejércitos beligerantes, cuando según se deduce de sus declaraciones, a los medios de comunicación, su principal objetivo es lograr la liberación de los presos políticos para engrosar sus filas mediante el canje de soldados y policías (sin mencionar la población civil secuestrada), cuando el gobiernos unilateralmente hace acuerdos con la subversión para despejar una nueva área de convivencia, cuando los grupos de auto defensa han iniciado una implacable guerra contra la población civil que supuestamente apoya la guerrilla, cuando miles de campesinos y trabajadores, hacen paros prolongados en ciudades y carreteras perjudicando la economía nacional; quienes sentimos en el corazón el dolor de nuestra Patria al verla volar en pedazos y correr ríos de sangre de campesinos sin nombre, de soldados desconocidos, de policías anónimos y de guerrilleros ignoran6tes, nos hacemos las siguientes preguntas:
¿Hasta cuándo seguiremos ésta guerra fratricida ente guerrilleros y paramilitares campesinos, contra soldados y policías de origen campesino casi siempre? ¿Cuándo será que toda la ciudadanía y medios de comunicación adquieren responsabilidad y exigen a todos los actores de la violencia el cese de hostilidades si estos realmente quiere la Paz? ¿Hasta cuándo será que el país aguanta ésta situación de desorden y de anarquía? ¿No será que en lugar de hacer la unión y la reconciliación se esta sembrando con mayor intensidad la semilla de la venganza que nos va a llevar a una guerra civil o a la Disolución Nacional?.
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Diario de Tunja., Martes 09 de marzo de 1999.

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