viernes, 20 de mayo de 2011

VIENTOS DE GUERRA*

Por Héctor José Corredor Cuervo

Desde hace varios años he venido escribiendo sobre las grandes amenazas internas y externas que tiene el país sin lograr despertar el interés requerido de medios de comunicación, dirigentes y en general de toda la comunidad que permanece indolente ante el peligro inminente de una insurrección generalizada y la perdida de nuestra soberanía.

En el campo interno los enemigos del orden y la libertad desde hace tiempo trazaron un plan: "Destruir los cimientos de los diques de contención que impiden sus actividades delictivas de narcotráfico, subversión, delincuencia común, etc. Para producir la gran catástrofe de la represa que se ha venido formando, con los ríos de la corrupción, de la injusticia social, de la impunidad y de la intolerancia política", para lograr su último objetivo la toma del poder, han utilizado todo el tipo de armas como son: la penetración en la dirigencia política, económica y social, la intimidación de los medios de comunicación, la infiltración en la iglesia para callarla o acomodarla y el chantaje que impide la libertad de expresión, el aumento del pie de fuerza y la satisfacción de las necesidades básicas y urgentes a las Fuerzas Armadas y sus Reservas.

En el campo externo, con el colapso del comunismo y del socialismo, el liderazgo de los Estados Unidos se convirtió en la hegemonía militar y política mundial dando vía libre al neoindividualismo y al neocapitalismo obligando a la mayoría de naciones a reformar la carta fundamental con un sentido neoliberal para liberar el capital del intervencionismo del Estado y de las macrodefensas sindicalistas y políticas creyendo que todos los pueblos tienen una equilibrada repartición de la riqueza y que con la participación electoral de las comunidades, con los mecanismos de tutela, con el abogado del pueblo y el representante de los derechos humanos se lograría la paz de una sociedad neocapitalista liberal sin darse cuenta que nuestra sociedad es una sociedad marginada, tensionada por conflictos diversos y que aún no está habilitada para sustituir el Estado con la privatización de sus bienes; pues éstos pueden ser adquiridos por los monopolios extranjeros o nacionales o con dineros provenientes de la multinacional más grande del mundo: "EL NARCOTRAFICO".

Al desaparecer "La guerra fría" Estados Unidos entendió que la amenaza más grande que tiene es el ingreso de narcóticos provenientes de Colombia y que éstos están acabando con la sociedad norteamericana; por eso estamos en el ojo del huracán y es de esperar el empleo de estrategias directas e indirectas para combatir éste flagelo.

En éste momento de crisis que vive el país cuando se tiene la sensación de falta de gobernabilidad, cuando se ven correr los ríos de sangre de soldados, policías y campesinos inocentes ante la mirada atónita de todos los habitantes, cuando las autoridades honestas son sindicadas por los delincuentes por cumplir con su deber, cuando los medios de comunicación que se atrevieron a descubrir el cáncer que hizo metástasis en toda sociedad son atacados para silenciarlos, cuando se habla de diálogos sobre los cadáveres después de las masacres, cuando dirigentes y gobernantes están pensando más en aspiraciones presidenciales que en la solución de los problemas de las marchas campesinas y paros nacionales programados y dirigidos por la narcosubversión; cuando los exiliados rurales asfixian a las pequeñas, medianas y grandes ciudades, cuando es más importante para un gobierno comentar los resultados de un partido de fútbol o hacer viajes de protocolo que tomar las medidas requeridas para conjurar la arremetida de la delincuencia; cuando los hechos ponen en evidencia la perdida de la soberanía en la mitad del territorio nacional, cuando los indicios hacen ver el peligro de la perdida de San Andrés y Providencia, de la plataforma submarina y aguas territoriales de la Guajira, de la Región de Urabá y otros sitios limítrofes; es necesario que todos los Colombianos honestos nos pongamos de pie para defender con valentía la patria y solidariamente levantar la gran muralla moral que detenga la avalancha de las tendencias anarquistas internas y amenazas externas que quieren acabar con el patrimonio que con tanto esfuerzo nos dejaron nuestros mayores.

Es necesario y urgente que todos sus dirigentes se unten de pueblo y no vivan de frente a él para pedir sus votos pero de espaldas a la realidad de la vida de Colombia y de sus necesidades. Aportemos todos los recursos e inteligencia requerida, descubramos los verdaderos responsables de ésta gran tragedia que viven agazapados e incrustados en todas las instituciones y aún en el mismo Gobierno, exijamos del Congreso la legislación de excepción requerida y del Comandante Supremo que dirija y disponga de la Fuerza Pública en forma altruista en acciones militares dignas y humanas para garantizar la conservación del orden público en todo el territorio nacional.

* La República Enero 18 de 1998


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