<!--[if gte mso 9]>
Por Héctor José Corredor Cuervo
Las Fuerzas Armadas, columna vertebral de la libertad y del orden de la nación, han venido siendo atacadas con saña por organizaciones nacionales e internacionales en desarrollo de planes estratégicos que buscan disminuir su moral y su voluntad de lucha; para esto, han empleado todo tipo de acciones en los campos político, económico, social y militar; limitando la satisfacción de sus necesidades básicas, inculpando a sus integrantes como violadores de los Derechos Humanos, señalándolas como responsables del déficit fiscal, eliminando el servicio militar para las clases más favorecidas, creando estructuras nacionales e internacionales para vigilar sus actuaciones, purgando o pasando al retiro a oficiales desleales con los acuerdos propuestos con las organizaciones subversivas.
En el año de 1982 de abril a junio, se llevó a cabo la Guerra de las Malvinas entre Argentina e Inglaterra en la cual fue definitivo el apoyo que dio Estados Unidos a Inglaterra desconociendo el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Por esta actitud, algunos países de la América Latina propusieron la moratoria de la deuda externa presentándose en el mes de septiembre, “ La crisis económica de Iberoamérica”. Como reacción a ésta situación, los banqueros internacionales señalaron a las Fuerzas Armadas como un peligro para sus intereses al creer que ellas apoyarían a los gobiernos que declararan la moratoria o que estarían en capacidad de dar golpes de Estado con la misma intensión. Por tal motivo se crearon algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) las que en coordinación con un organismo denominado Diálogo Interamericano (D.I) trazaron objetivos políticos, estratégicos para disminuir la efectividad de las Fuerzas Armadas en Latinoamérica los que fueron plasmados por uno de sus promotores en el libro editado en español con el título: “Los militares, la democracia: El Futuro de las relaciones cívico – militares en América Latina”. En base a éstas estrategias se buscaron los acuerdos en el año de 1984 con las organizaciones subversivas sin los resultados esperados.
En el año de 1990 bajo los mismos delineamientos estratégicos se destapó la Caja de Pandora con las recetas económicas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), que se conoce como el famoso Consenso de Washington en el que se acordaron los siguientes puntos y que son hoy la causa principal de la recesión de todos los países de la América Latina: 1.- No aranceles para los productos de importación. 2.- Altas tasas de interés y liberación del sector financiero. 3.- Disminución del déficit fiscal. 4.- Endeudamiento externo condicionado. 5.- No emisión primaria de dinero. 6.- Aumento de impuestos. 7.- Privatización de las empresas del Estado para cancelar la deuda. 8.- Aumento de tarifas de servicios públicos y eliminación de subsidios. 9.- Tasas de cambio unificada.
Sin tener en cuenta la situación de inseguridad, el descontento social, el crecimiento de los grupos armados al margen de la ley, el gran incremento del narcotráfico, el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.) en desarrollo de éstas estrategias y para disminuir el déficit fiscal recomendó la disminución del gasto de las Fuerzas Armadas. La comisión del gasto público en desarrollo de esta práctica en el año de 1995 en su informe hizo ver que los retirados y los pensionados son una carga para los costos salariales y asistenciales y concluye que el aumento del gasto militar se debió a la nivelación salarial establecida en la ley 4ª de 1992; la cual jamás se cumplió ya que los dineros apropiados se desviaron en su gran mayoría a otros menesteres como el incremento del pie de fuerza, la prima de actualización y la reforma de la Policía. La citada comisión determinó: “Hay tres aspectos que generan inquietud: En primer lugar que los niveles del salario actual sean los determinantes de la remuneración del personal en retiro, en segundo lugar, que los sueldos de los sueldos de los oficiales, suboficiales y agentes estén atados al del ministro; y tercero que la carencia de un sistema de seguridad social no permita saber exactamente cual es la situación en términos de deuda y compromiso”. Es decir con el informe se pretendió la eliminación de la oscilación salarial, la escala gradual, porcentual y los servicios asistenciales contemplados en la ley 4 de 1.992 vigente.
En desarrollo del informe de la comisión del gasto se han presentado varios proyectos de Ley en los cuales se pretende pasar a los integrantes de las Fuerzas Armadas al Régimen General de Pensiones sin detenerse a pensar que estos tienen que permanecer las veinticuatro horas del día disponibles exponiendo la vida y que al retirarse pasan a la reserva para cualquier llamado que se haya hasta que cumplan 65 años de edad. ¿Cómo se irán a pagar las horas extras a los militares?.
En el ajuste al proyecto de Reforma de Seguridad Social presentado por la ministra de Trabajo Magnolia Riaño, se propone la eliminación de los sueldos de retiro sustituyéndolos por pensiones que seguramente se van a perder en los laberintos de la corrupción como la de Aureliano Buendía narrada en la novela “El Coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez. Parece que la situación que se vivió después de la Guerra de los Mil Días, se vuelve a repetir y que “Los militares no sólo no tienen quién les escriba sino que tampoco tienen quien los defienda. ¿Cuál será el vínculo de las reservas con las Fuerzas Armadas si estas van a desaparecer cuando se quiten su obligación en el retiro?.
Las Fuerzas Armadas hasta el momento (con raras excepciones muy particulares) no han sido señaladas como depredadoras del Erario o que sus integrantes se hayan enriquecido ilícitamente; los sueldos de sus integrantes son mínimos en comparación con otros de menor riesgo y por lo tanto no merece que se les trate como se ésta haciendo por cumplir con su misión, mientras la corrupción que es el principal cáncer desangra todas las instituciones del Estados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario