viernes, 20 de mayo de 2011

CAMINO DE LA PAZ*

Por Héctor José Corredor Cuervo

Después de más de cincuenta años de confrontación armada, la gran mayoría del pueblo adquirió conciencia de su responsabilidad a través de los medios de comunicación y se paró frente a las pantallas de televisión o se aferró a la radio para presenciar con gran esperanza lo que creía ser "el evento más grande del siglo" cual fue el acto de instalación de las mesas de diálogo entre el Estado, la Sociedad Civil y el Grupo Guerrillero más antiguo, con la participación de la Comunidad Internacional con el fin de alcanzar la convivencia; para dejar a nuestros hijos un país con justicia social, donde tengan trabajo todos, donde no haya miseria ni mendigos, donde se pueda transitar por caminos y veredas sin miedo, donde se puedan explotar todas nuestras riquezas sin temor a ser asaltados, donde se pueda contemplar la gran belleza que Dios nos dio, donde los hijos puedan enterrar a sus padres y no donde los padres tengan que enterrar a sus hijos. En todas partes se notó la ansiedad y se palpó que toda la gente lleva dentro del pecho, reprimido, un grito unánime. ¡NO MÁS! ¡NO MÁS! ¡NO MAS!.

Al hacer el análisis de éste hecho se pueden hacer las siguientes consideraciones:

1. El pueblo Colombiano y los medios de comunicación, han entendido que para solucionar el conflicto se requiere la participación de todos, sin distinción de raza, de religión, de oficio, de partido, de condición social o de región.

2. Las Fuerzas Armadas y la mayoría de los Guerrilleros enfrentados como enemigos durante muchos años, dieron la lección más grande al mundo al verlos desde su respectiva orilla trabajando en una sola voluntad para lograr la seguridad de los asistentes al acto, demostrando que si se puede estrechar con afecto la mano del otro y que sí se puede alcanzar la gran reconciliación nacional cuando sus dirigentes tengan la voluntad política para hacerlo.

3. Con la participación de diferentes Gobiernos y Organismos Internacionales los Colombianos hoy tenemos la sensación de que no estamos solos y que nuestra situación de barbarie, de secuestro, de productores de estupefacientes afecta no sólo a los nacionales sino también a los vecinos y a la comunidad internacional.

4. Los dirigentes políticos que hace muy poco se enfrentaron en la contienda electoral demostraron con su presencia que la paz no tiene política y que todos están dispuestos a colaborar en su búsqueda; quiera Dios que tengan la misma capacidad para convocar e impulsar a todos sus electores para que cierren filas con el propósito de conseguir la convivencia y la reconciliación. Si no lo hacen quedarán a la vera del camino viendo pasar a otros que si van a empujar el carruaje de la paz.

5. Desafortunadamente las palabras pronunciadas por algunos dirigentes de la subversión no aportaron mayor cosa al proceso; por el contrario se notó mucha belicosidad y resentimiento; con un sentido triunfalista parece que se quisiera demostrar que la paz la estuvieran logrando por la fuerza, mediante el sometimiento del Estado y del pueblo. El bajo aporte intelectual en sus planteamientos, llevó el mensaje al mundo de que la subversión no tiene la capacidad requerida en el momento para gobernar.

6. La ausencia de Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo dejó la sensación de que le puso "conejo" al proceso o que éste desconfió de sus mismos hombres para que le pudieran garantizar la seguridad. Lo cierto fue que sus guerrilleros si demostraron eficiencia para asegurar al Presidente de los Colombianos y a todos los invitados en una región de distensión desocupada por la Fuerza Pública de acuerdo a su petición. Con este hecho se le hizo saber al pueblo que en el camino de la paz se van a encontrar muchos obstáculos pero que su recorrido ya se empezó y se tiene que tener tolerancia y gran voluntad para salvarlos.

7. Las Fuerzas Insurgentes demostraron su capacidad de movilización táctica y las Fuerzas Armadas dieron fe de su capacidad estratégica y de su gran espíritu de sacrificio para conseguir la reconciliación con sus hermanos que equivocados o no están en la otra orilla.

8. El proceso iniciado requiere el aporte de ganaderos, agricultores, de banqueros, de industriales, de dirigentes gremiales y sindicales, de comerciantes, de estudiantes, de militares y en general de toda la ciudadanía para emprender la gran revolución en obras de carácter social y para que le llegue el desarrollo a toda la población.

9. El hecho de estar bajo la influencia de la órbita del Poder Norteamericano parece haber sido aceptado por todos los actores del conflicto pues su desconocimiento sería un error muy grande. Lo importante de esto es reconocer que nos pueden ayudar mucho sin permitir su intromisión directa en asuntos internos.

10. La paz no puede ser excluyente; por lo tanto se tiene que llamar al diálogo a todos los actores que la están perturbando. Aunque parezca imposible, éste camino se tiene que seguir o de lo contrario tendremos otros grupos rebeldes que continuaran la guerra. En éste proceso todos debemos ser ganadores y no pensar siquiera en lograr vencidos.

11. Trabajar todos por la unión nacional debe ser lo principal para lograr el objetivo de la paz. El camino puede parecer largo y tortuoso pero si la subversión quiere la paz el país entero está dispuesto a lograrla con justicia.

¡Colombianos! El camino de la paz se ha iniciado. ¡Ándale! ¡Ahora o nunca!.* El

Diario De Tunja., febrero 23 de 1999


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