viernes, 20 de mayo de 2011

ENIGMA NACIONAL*


Por Héctor José Corredor Cuervo


Al estudiar el enigma del subdesarrollo y de la inseguridad en Colombia y del porqué no somos capaces de solucionarlo, tenemos que aceptar que los problemas son de grado menor económicos que políticos y sociales y que el desarrollo y la seguridad no han sido posibles ser alcanzados por la falta de unión e integración nacional; por la falta de líderes que conozcan el país, que tengan sensibilidad y que sean capaces de captar las necesidades del pueblo; por la falta de objetivos nacionales desarrollables a corto, mediano y largo plazo; por la carencia de ordenamiento y capacidad del Poder Nacional que permita lograr lo que se desea en beneficio del país; por la acción intransigente y la carencia de preparación de quienes han pretendido hacer cambios sustanciales.

La falta de unidad de los colombianos se debe en primer lugar a la discriminación solapada o abierta que siempre ha existido entre los descendientes de españoles o de inmigrantes que han mantenido el poder económico, político y social; con los mestizos, negros, mulatos, cholos e indios que conforman la gran mayoría de nuestro orgulloso pueblo colombiano; en segundo lugar la geografía ha dividido a la población en regiones con composición social, costumbres y hábitos diferentes; en tercer lugar el clima y la fertilidad de la tierra han permitido el desarrollo de la Región Andina con un notorio vacío en las grandes llanuras y regiones de nuestros litorales; en cuarto lugar la política "cesarista" y la práctica maquiavélica impuesta durante muchos años de dividir para gobernar han permitido el enfrentamiento irracional, la corrupción, la desolación y el atraso.

La carencia de liderazgo se debe a que no existe una preparación adecuada y una comunión entre los dirigentes con el pueblo; la unión únicamente se da con fines electorales para hacer uniones, coaliciones, alianzas del pueblo con los partidos o movimientos sin que exista una responsabilidad política de los elegidos con los electores conformándose realmente una Plutocracia y no un sistema del pueblo para el pueblo como lo sería en una democracia real.

Aunque la Constitución Nacional determina los fines esenciales del Estado de: "Servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial, asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justos"; los partidos y movimientos políticos, lo mismo que los elegidos jamás han plasmado estos fines en objetivos permanentes o temporales materializándolos en acciones ofensivas o defensivas en los campos político, económico, social y militar. Si observamos las campañas presidenciales actuales podemos notar su poca profundidad, su similitud es impresionante en relación con el promeserismo, sin contemplar planes concretos que permitan al pueblo conocer como se va a salir de la situación de inseguridad y del caos económico en que se encuentra el país.

El poder nacional entendido como: "El producto de acción de todos los medios de que dispone el Estado para la realización de sus fines en el campo interno y externo que beneficie al pueblo"; en nuestra Patria es muy débil debido a que los poderes y el aparato gubernamental encargados de mantener el orden constitucional, garantizar el desarrollo y la paz pública, actúan en forma descoordinada como ruedas locas y en muchas oportunidades en contra de los intereses nacionales.

Quienes han pretendido hacer cambios substanciales con ideologías foráneas han carecido del apoyo del pueblo por su belicosidad o entreguismo a intereses personales; muchos se han dejado comprar por beneficio político o económico y otros ha actuado en forma intransigente creando agrupaciones armadas que dicen defender al pueblo pero que en la realidad se convierten en su gran verdugo como lo demuestran los resultados de su lucha prolongada.

Para solucionar el enigma nacional de la inseguridad y el desarrollo se requiere la participación activa y positiva de todos los colombianos; obliga a que todos nos demos cuenta de la importancia individual en la acción política para no dejarse comprar, para lograr organismos colectivos actuantes que trabajen por el bienestar de la comunidad y que sean capaces de seleccionar sus líderes y gobernantes con capacidades para que defienda los intereses del pueblo soberano; se requiere la Unidad Nacional sin antagonismos regionales, de raza, de religión, profesión, oficio o de credo político; se necesita que se dejen atrás los odios y ambiciones para permitir la participación política, económica y social dentro de una democracia con justicia; se demanda a los grandes grupos económicos y empresariales hacer grandes esfuerzos para acabar con el desempleo a fin de evitar que las carretas de la abundancia y la opulencia sean asaltadas en el camino por los pobres necesitados.

¡Vamos Colombia! No nos quedemos con los brazos cruzados mirando pasar el tren del siglo XXI en medio de la confusión, hablando de los derechos sociales y añorando la asistencia social, el desarrollo y la seguridad de otros países. Si hay que negociar para vivir en paz negociemos con sensatez aplicando la frase de Jhon F. Kennedy: "No negociemos jamas por temor; pero no tengamos jamas temor a negociar".

*La República., mayo 01 de 1998

* Periódico OIR., Ibague, 1998

* Periódico Acore., 1998


No hay comentarios:

Publicar un comentario