viernes, 20 de mayo de 2011

UNIDAD NACIONAL*

Por Héctor José Corrredor Cuervo

Una de las características que distinguen a Colombia en su diversidad orográfica, climática, cultural, étnica, política, económica, social, ideológica y religiosa la cual ha sido hábilmente manipulada por intereses nacionales e internacionales creando con fines políticos y personales profundas divisiones y antagonismos entre regiones, entre grupos, llegando a la anarquía, al desconcierto, a la zozobra en que se encuentra la nación por haber perdido la confianza y la esperanza en que sus dirigentes le encuentren soluciones de fondo a la violencia en todas sus expresiones; al narcotráfico, a la corrupción, a la injusticia social, a la impunidad, al atraso en su educación, a la pobreza, al respeto de los derechos humanos, al abandono del campo y al desprestigio internacional. La situación que se tiene al finalizar el siglo XX no sólo es responsabilidad de sus dirigentes; es también responsabilidad del pueblo en el cual reside la soberanía que debido a su ignorancia e indiferencia ha permitido la ruptura de la unidad nacional, el resquebrajamiento de sus costumbres morales y su manipulación eligiendo a gobernantes o representantes incapaces e insensibles al dolor, a la angustia, a la pobreza, a la inseguridad y a la miseria de sus coterráneos.

En éste momento cuando en el país se habla de paz en medio de ríos de sangre y de secuestro, es necesaria la unión de todos los colombianos para empuñar la bandera de la gran cruzada de la cohesión nacional con el propósito de no se claudicar ante la amenaza, a favor de ejecutores y auspiciadores del crimen o ante los intereses personales de quienes han dirigido al país con absoluta miopía sin pensar en el hombre y la mujer comunes, en el labriego, en el campesino, en el soldado, en el policía; los que gritan presente a la hora del compromiso, los que han sido los héroes y los mártires, los que son ignorados en las explotaciones del triunfo, los que se convierten en estorbos en el momento de la repartición de las bonanzas o en la mesa de negociación. De la misma manera es importante que todo el pueblo entienda que hay cuatro posibles soluciones para enfrentar el conflicto en que nos encontramos desde hace más de medio siglo: primera, continuar en la ambivalencia buscando la paz en medio de la guerra no decretada; segunda, decretar la guerra aplicando todo el poder nacional para someter a los grupos alzados en armas; tercera, dialogar y llegar a acuerdos entre el gobierno y los diferentes grupos armados sin tener en cuenta al pueblo que es quien ha sufrido los horrores de la guerra, quien ha derramado su sangre, quien ha sido clave en los momentos culminantes de la brega política y de la contienda armada; cuarta, dialogar y llegar a acuerdos de fondo no sólo para terminar la guerra sino para solucionar todo los conflictos con participación de todos los colombianos con aportes de ideas a través de organizaciones serias y representativas que piensen mas en el interés general que en el particular o de partido.

Si se hiciera una encuesta y se le preguntara a todo el pueblo sobre estas cuatro posibles soluciones muchas personas estarían a favor o en contra de cada solución pues todas parecen ser aceptables, más como analista sólo quisiera exponer algunas consideraciones que pudieran orientar al menos preparado para opinar o adoptar cualquiera de las soluciones: con la primera, el país ha tratado de conseguir la paz desde hace muchos años sin lograrla, incrementando cada día más la impunidad, la inseguridad, la desintegración de la unidad nacional y favoreciendo únicamente a quienes viven o sacan provecho de la guerra; con la segunda, nos llevaría inevitablemente a una guerra civil prolongada con altos costos económicos y humanos en la cual el vencedor sería el que lograra el apoyo económico y político de organismos internacionales sacrificando los intereses nacionales, la soberanía y la libertad; con ésta el gran perdedor sería el pueblo que continuaría sumido en su atraso político, económico y social; la tercera, supone la indiferencia del pueblo, lo cual implica la exclusión política de las minorías y el reparto del poder como se hizo con el Frente Nacional llegándose a tener un gobierno compartido pero sin autoridad que pondría en grave peligro la unidad de la nación y su soberanía; la cuarta, supone un gran esfuerzo de toda la comunidad, de los medios de comunicación, para crear condiciones y ejercer su poder sobre los diferentes actores de la violencia; para propiciar acuerdos reales de consenso que favorezcan al pueblo e intereses nacionales y se solucionen de una vez por todas los problemas de estructuras económicas, políticas y sociales y salgamos del atraso en que estamos; ésta solución implica costos políticos más no demasiados costos económicos comparada con las demás, ésta requiere gran voluntad del pueblo para fortalecer la unión nacional con que tanto soñó el Libertador y que esculpió en su última proclama: "... si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión yo bajaré tranquilo a las puertas del sepulcro...".

* La República 31 Diciembre 1998


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