viernes, 20 de mayo de 2011

LOGROS CONSTITUCIONALES*


Por Héctor José Corredor Cuervo

Se van a cumplir ya 10 años de la Promulgación de la Carta Política de Colombia denominada “Constitución para la paz” y hasta el momento es muy poco lo que se ha logrado en la consecución de los objetivos establecidos en el preámbulo como son los de: “Fortalecer la unidad de la nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana...”.

La unidad nacional, en lugar de fortalecerse, se ha venido debilitando y en el oscuro foso del silencio de la mayoría de colombianos se ven hechos reales de desintegración en los campos político, económico, social y militar como consecuencia de egoísmos personales e intereses internacionales. Hoy nuestro país tiene una situación similar a la vivida cuando se permitió la desmembración de Panamá por la corrupción enquistada en la clase dirigente, por la ignorancia política de la gente, por la turbulencia de la politiquería insensata, por las acciones de los grupos alzados en armas que no dan muestras de querer transitar por los caminos de la paz, por la indolencia de muchos, por la presencia del narcotráfico que afecta la seguridad interna de otros estados, por el nacionalismo mal intencionado que ha impedido la extradición de delincuentes, por la incapacidad del gobierno para garantizar la paz y defender la soberanía nacional, por la existencia de organismos internacionales en apoyo de la subversión.

Los derechos sociales, políticos, económicos e individuales contemplados, en lugar de ser satisfechos, se han venido disminuyendo o conculcando por la incapacidad del Estado Social de Derecho y por la carencia de un poder real para cumplir con sus obligaciones. El desarrollo de estos derechos ha incrementado la inconformidad, que cada día se vuelve más incontrolable, en contra del sistema que se resiste a hacer cambios fundamentales en sus estructuras, lo cual, hace suponer un proceso tortuoso conflictivo y violento.

Al término de la década el crecimiento de la economía tiene índices de desaceleración negativa; la industria, la banca, la construcción y la agricultura que eran las que generaban mayor empleo en Colombia están en la quiebra a ojos vista. Actualmente tenemos un índice de desempleo en muchas ciudades que llega al 20% de la población lo cual constituye una bomba social que puede estallar en cualquier momento. Colombia sigue clasificada como uno de los países más violentos y corruptos del mundo, además, ha sido catalogado como el principal productor de narcóticos y violador de los Derechos Humanos.

La Patria hoy está mas enferma que hace diez años, los males se aglutinan en sus propias entrañas, por sus venas se precipitan los raudales de la desesperación, de la desesperanza, de la pobreza, de la indigencia y de la intolerancia.

¿De qué nos ha servido una constitución en la cual están todos los derechos imaginables, si no se tiene la voluntad ni el poder real para hacerla efectiva? ¿No será que el neoliberalismo orientador de nuestra constitución permitió el desbarajuste económico y social que tenemos? ¿No será que las privatizaciones contribuyeron al incremento del desempleo?.

La República., julio 23 de 2000


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